lunes, 25 de octubre de 2010

Rusia declara la guerra al ocultismo y prohibe la publicidad de chamanes, curanderos y videntes

La Iglesia Ortodoxa apoya con entusiasmo la medida aunque la considera tardía e insuficiente / Un negocio de 2.000 millones de dólares anuales
Rusia ha declarado la guerra a la superstición, negocio que mueve 2.000 millones de dólares anuales, al prohibir la publicidad de chamanes, curanderos, futurólogos y videntes, entre otros practicantes del ocultismo.

«En Rusia hay 800.000 curanderos, pero sólo 620.000 médicos. Es ridículo tratar un dolor de muelas restregando la mejilla con el rabo de una rata», afirma la diputada Tatiana Yákovleva, miembro del comité de Sanidad de la Duma rusa. La Iglesia Ortodoxa, que ha participado en el proceso, apoya con entusiasmo la medida aunque la considera tardía e insuficiente.

La cámara baja del Parlamento ruso ha aprobado una ley que prohíbe anunciar en los medios de comunicación los servicios de personas vinculadas con lo paranormal, la magia, la hechicería, la hipnosis o el vudú, entre otros. “La ley busca proteger a la gente de la publicidad engañosa de autoproclamados especialistas y así preservar su salud física y moral”, reza el documento aprobado por la Duma y en el que ha participado activamente la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR).

Yákovleva calificó de “criminales” a los que engañan a sus clientes con promesas de haber encontrado un remedio para el cáncer o el sida. Por ello, la ley también prohibirá el ejercicio a aquellos que prometan la cura de enfermedades con métodos no científicos si carecen de una licencia reconocida por la legislación y concedida por el Estado. A partir de ahora serán los medios de comunicación los que asuman la responsabilidad de propagar los servicios de esos practicantes alternativos sin licencia oficial.

Esos “charlatanes atraen a muchos clientes sin dar ninguna garantía y muchas veces están implicados en fraude (...). Causan un perjuicio moral y físico a la gente y un perjuicio económico al país”, denunciaron los diputados al presentar la iniciativa parlamentaria. Yákovleva cifró en unos 2.000 millones de dólares el dinero que mueve el negocio de la superstición, mientras la encuesta del centro Levada cifró en un 20 por ciento el número de rusos que ha visitado curanderos para encontrar una solución para sus afecciones.

Y es que los rusos, que aun desconfían de la sanidad pública, son muy aficionados a acudir a “servicios alternativos” para encontrar una cura para sus problemas con el alcohol, lograr el regreso de maridos infieles o el éxito en los negocios. Los medios rusos dedican mucho espacio a anuncios y programas sobre servicios esotéricos, ocultistas, paranormales y toda clase de adivinadores del futuro.

Mientras, en internet uno sólo debe teclear las palabras Maguicheskie Uslugi (servicios mágicos) para toparse con centenares de páginas web que ofrecen remedio a cualquier pena a cambio de un módico precio. “Nuestros ciudadanos al confiar en las promesas de magos y druidas acaban siendo víctimas habituales del fraude. Por ello, es necesario limitar el flujo de información”, aseguró Yevgueni Fédorov, jefe de la comisión de la Duma sobre política empresarial.

La Iglesia ortodoxa apoyó fervientemente la prohibición, ya que “no hay ningún país civilizado que pueda permitir la propagación masiva de los servicios de brujos y milagreros”, aunque la calificó de “tardía” e “insuficiente”. “Sólo prohibir la publicidad es poco. Hay que hablar y escribir más sobre las desgracias que causan a la gente. En su conciencia recaen muchos destinos rotos e incluso vidas humanas”, dijo Vsiévolod Chaplin, portavoz del Patriarcado de Moscú, según la agencia oficial RIA-Nóvosti.

Al tiempo que la Iglesia Ortodoxa rusa reconoce la posibilidad de que existan personas con facultades curativas especiales, insiste en que esos poderes sean contrastados científicamente. “Lamentablemente, muchas de esas personas no sólo juegan con fuerzas oscuras y extrañas, sino que utilizan iconos e inventan oraciones. Incluso me he topado con algunos que se hacen pasar por miembros de la Iglesia”, destacó.

La afición al ocultismo aumentó radicalmente en este país poco antes de la caída de la Unión Soviética y la defunción de la ideología comunista, vacío que fue aprovechado por gente sin escrúpulos y una gran habilidad para los negocios. Los programas de televisión protagonizados por los “brujos” Alan Chumak y Vladímir Kashpirovski eran seguidos por millones de telespectadores, ya que estos prometían curar incluso a los que se sentaban al otro lado de la televisión. Estos aventajados llegaron a hacer largas giras por el país, llenando estadios a su paso con promesas de curación de tumores, paraplejias y otros males a través de la hipnosis y la magia blanca.



Fuente: ReligionEnLibertad.com / EFE

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domingo, 3 de octubre de 2010

EE UU pide perdón a Guatemala por experimentar con pacientes y presos

EE.UU. contagió deliberadamente unas 700 personas con sífilis y gonorrea en los años cuarenta


La inminente publicación de un estudio sobre cómo cientos de presos, soldados y pacientes de hospitales psiquiátricos fueron utilizados como cobayas humanas ha provocado que el Gobierno de Estados Unidos pida perdón a Guatemala, país en el que se realizó el experimento entre 1946 y 1948. Médicos del servicio de salud pública estadounidense infectaron con sífilis y gonorrea a 696 guatemaltecos para estudiar los efectos de esas enfermedades venéreas y cómo la penicilina podía combatirlas, según un estudio de Susan Reverby, profesora de la Universidad de Wellesley.

Ayer, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, ofrecieron una disculpa pública por aquellos experimentos. "El estudio llevado a cabo en Guatemala para inocular enfermedades de transmisión sexual carecía claramente de ética", aseguraron Clinton y Sebelius en un comunicado conjunto. "A pesar de que estos actos ocurrieron hace más de 64 años, estamos indignados por el simple hecho de que semejante proyecto fuera auspiciado por el sistema público de salud de Estados Unidos". Tanto la secretaria de Estado como la de Salud concluyeron: "Lamentamos profundamente que esto sucediera y pedimos perdón a todas las personas que fueron afectadas por tan horrendas prácticas".

El objetivo del estudio de los años cuarenta en Guatemala -que nunca llegó a publicarse- era buscar nuevas fórmulas para prevenir las enfermedades de transmisión sexual -gonorrea, sífilis, cancroide o chancro blanco- y se produjo en los albores del uso de la penicilina y la necesidad del Gobierno norteamericano de saber si este antibiótico era efectivo y, además de curar, podía prevenir la sífilis.

En los experimentos realizados en Guatemala fueron utilizadas prostitutas con gonorrea o sífilis para contagiar a presos de cárceles o pacientes de manicomios. Pero cuando se comprobó que eran muy pocos los hombres que se habían contagiado, se pasó a la inoculación directa, inyectando la bacteria de la sífilis en el pene, el brazo o la cara de los conejillos de indias.

Los trabajadores de las instituciones médicas y penitenciarias en las que se llevaban a cabo las pruebas tenían conocimiento del experimento, pero los sujetos del estudio nunca fueron informados del propósito del mismo ni tampoco dieron su consentimiento.

Según el estudio de la profesora Reverby, a la mayoría de los inoculados se les dio penicilina tras contraer la enfermedad, aunque no se sabe si alguien llegó a curarse o recibió un tratamiento adecuado. Al menos un paciente falleció durante las pruebas, pero no está claro si la muerte se debió a la enfermedad o a otros problemas médicos. Uno de los médicos norteamericanos que formó parte del experimento en Guatemala fue el doctor John Cutler, funcionario del Servicio de Salud Pública de EE UU e investigador en un proyecto de triste fama conocido como Tuskegee (foto). Este experimento, realizado en los años sesenta, consistió en negar el tratamiento a cientos de ciudadanos negros de Alabama que ya estaban contagiados de sífilis para que los médicos pudieran ver el desarrollo de la enfermedad y sacar conclusiones.

El experimento llevado a cabo en Guatemala fue descubierto hace unos meses por la profesora Reverby cuando analizaba un libro sobre Tuskegee y, en una práctica poco habitual en una investigadora, informó al Gobierno estadounidense antes de publicar su descubrimiento.

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, calificó ayer de "crímenes de lesa humanidad" y anunció que estudia exigir compensaciones para las víctimas.


-Ver "Médicos de EE UU inocularon sífilis y gonorrea a prisioneros y enfermos mentales de Guatemala"




Fuente: ElPais.com

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