viernes, 10 de julio de 2009

Cumbre G-8 ¿Ha ayudado a los pobres?

Líderes mundiales prometieron US$20.000 millones adicionales para ayudar a incentivar la agricultura en los países pobres al final de la cumbre del G-8 en la ciudad italiana de L’Aquila, unos US$5.000 más de lo que se esperaba.

Es parte de un paquete diseñado para demostrar que los países ricos están trabajando en conjunto para asegurarse de que la gente pobre no sufra en la recesión global.

“Las naciones más ricas tienen una obligación moral de ayudar”, dijo el presidente Barack Obama. “No hay razón para que África no sea autosuficiente en alimentos”.

Las agencias de ayuda indicaron que los pobres han sufrido enormemente por el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles y por la recesión económica.

Y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, señala que se espera que el Producto Interno Bruto de los países en desarrollo, excluyendo a India y China, caiga en 1,6% este año, y que “la mayoría de las naciones en desarrollo no están en la posición de tomar prestado y gastar para revertir la declinante espiral”

Hambre que aumenta

Naciones Unidas calcula que el número de personas desnutridas ha aumentado en los últimos dos años y podría llegar a 1.000 millones este año.

Pero el director de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, declaró que la ayuda se queda corta ante las existentes necesidades.

“Ciertamente que no es suficiente”, dijo a la agencia de noticias Reuters. “Pero comparado con dónde estábamos, es un cuantioso salto”.

La FAO señala que el porcentaje de ayuda extranjera dedicada a fomentar la agricultura ha caído de 17% a 5% desde 1980.

“Uno no desarrolla un sector recortando sus recursos”, agregó Diouf.

Detalles del acuerdo, y el calendario para la entrega de los fondos, aún están en sus fases preliminares.

Las agencias de ayuda han mostrado su escepticismo sobre la forma en que podría ser entregada la ayuda. Estas organizaciones temen que el acuerdo permita que se incluya la ayuda privada caritativa como parte del toral.

“Dado el estilo de cortina de humo con que el G-8 trata sus compromisos de ayuda, el anuncio necesita pasar varias pruebas”, declaró Tennille Bergin de la organización World Vision.

“¿Es dinero nuevo? ¿Cuánto será en préstamos a través de instituciones como el Banco Mundial? ¿Y va a ser para los países más pobres y más afectados?" Se preguntó.

Sus preocupaciones han sido incendiadas por el hecho de que los líderes del G-8 no han cumplido con sus promesas, hechas durante la cumbre de Gleneagles en Escocia en 2005, de duplicar la ayuda a África.

Promesas rotas

El grupo sin fines de lucro One, constituido por Bob Geldorf y Bono tras la cumbre, dijo que el G-8 sólo ha entregado una tercera parte de la ayuda prometida y que Italia es la que está particularmente más atrasada.

Geldorf emplazó públicamente al primer ministro italiano Silvio Berlusconi por los recortes en la ayuda italiana al preguntar, “¿dónde está su credibilidad?”

La organización afirma que el África subsahariana necesita al menos US$25.000 millones.

Sin embargo, el énfasis en distribuir la ayuda para ayudar a que los pequeños agricultores aumente su productividad significaría un cambio importante, especialmente para Estados Unidos, que aporta 25 veces más ayuda en alimentos (granos de agricultores estadounidenses) que lo que entrega en efectivo para asistir a los agricultores a cultivar más alimentos.

Muchos expertos en desarrollo creen que la ayuda en alimentos perjudica la producción local y hace más dependientes de la ayuda externa a los países pobres.

El plan es importante para el presidente Obama, quien visita a Ghana en su primer viaje a un país africano desde que asumió la presidente de EE.UU.

¿G-8 o G-20?

La cumbre del G-8 se enfocó fuertemente en África este año, y líderes africanos de Nigeria, Angola, Argelia, Senegal, Etiopía y Libia participaron en el tercer día del evento.

Y aumenta la forma en que el G-8 ve su rol como el de un promotor del diálogo con otros países de mercados emergentes, al invitar automáticamente cada año al G-5 (Brasil, India, China, México y Sudáfrica) quien ahora también participa en una serie de reuniones regulares durante el año (conocidas como el Proceso de Diálogo de Heiligendamm, por la sede de la cumbre del año pasado del G8).

Es más, líderes de los 39 países participaron en la cumbre del G-8 este año, más de los que asistieron a la del G-20 celebrada en Londres en abril.

Esa reunión fue vista como un símbolo de un giro en economía mundial apartado de los países ricos y el nuevo énfasis en cooperación es talvez el intento del G8 de mantener su relevancia.

El profesor John Kirton de la Universidad de Toronto, dijo que los dos cuerpos ahora tienen que “definir cuál será la relación entre estos dos clubes centrales de gobernación”.

Pero Kirton advierte que el fracaso de organizaciones multilaterales de la ONU como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en jugar un rol principal en la crisis económica mundial, y la ausencia de un cuerpo formal que enfrente el cambio climático, le da más importancia al G-8 y al G-20.

De hecho, el G-8 se ha mantenido fiel a su agenda separada, que es mucho más amplia que la del G-20 que se concentra en la crisis financiera y en sus resoluciones. Su principal enfoque es en cambio climático, desarrollo y seguridad, con la postergación de cualquier actualización sobre medidas contra la crisis financiera hasta el próximo encuentro del G-20 en Pittsburg en septiembre próximo.

Sin embargo, algunos analistas indican que mientras más países se involucran en el proceso de toma de decisiones, más difícil se hace llegar a acuerdos significativos.

Robert Fauver, quien fue un funcionario clave en la preparación de los temas de trabajo de las cumbres del G-8 durante la presidencia de Bill Clinton, declaró que mientras más gente hay en el salón, más complicada es la reunión. “Si son más de 10, es difícil lograr que se hagan las cosas”, expresó.

De todas maneras, el presidente francés Nicolás Sarcozy sugirió que en el futuro el G-8 podría ser transformado en un G-15 (incluyendo a los cinco grandes mercados emergentes y a Egipto).

Si esto es aceptado por Canadá, a quien le toca organizar la próxima cumbre del G-8, podría constituirse en otra señal de la transferencia del poder económico en el mundo.

Los países que integran el G-8 son Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Francia, Canadá y Rusia.

- Conclusiones de esta cumbre según El Finaciero.com y AFP.com


Fuente: BBC mundo / ¿Ha ayudado a los pobres el G-8?
Autor: Steve Schifferes

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